viernes, 23 de noviembre de 2012
Con tanto payaso suelto y se tiene que ir el bueno. Nos deja con lo puesto uno de esos de altos vuelos, de los de la nariz roja, zapatones y bombín, inventor de risas flojas, alma de niño sin fin. Un payaso convencido del trabajo y de la vida. Un buen hombre y un amigo de mirada agradecida. Nos enseñó que las cosas pueden ser de otra manera, que la risa es más hermosa que ochenta y tres primaveras. Que aunque a veces lo olvidemos, los niños son la riqueza de un mundo al que le debemos un poco más de grandeza. Miliki es ese payaso con el que todos crecimos y el que triste despedimos con un apretado abrazo. Hasta siempre Don Pepito, hasta siempre Don José. Había una vez un circo que ayer murió con él. Hoy al cómo están ustedes los niños gritamos ''mal'', porque jugar ya no puedes lunes antes de almorzar. Te imagino sin embargo trasteando con tus hermanos, diciendo disimulando ''Nianonianonianoniano''
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