Dejadme ya en paz. ¿Es qué no puedo estar tranquila ni un segundo? Siempre estáis ahí, preparados para atacar. Justo cuando todo va bien os preparáis, cogéis vuestras armas y empezáis a apuñalar el corazón. Pequeños pinchazos que se transmiten hasta el alma. Las lágrimas empiezan a caer por mis ojos, siento como recorren mi cara y como su sabor salado llega hasta mis labios. Desearía que en estos momentos lo que llegase a mis labios fuesen los tuyos. Sé que eso NUNCA va a pasar.
Se me han agotado las fuerzas que tenía para luchar por ti. Necesito sacarlas de donde sea, así no puedo seguir viviendo. Solo espero que estos sentimientos vayan calmándose poco a poco, sin prisa, despacio. Pero que por favor se vayan algún día.
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