Esta tarde he salido a pasear, a
buscarme a mí misma al girar una esquina, y me he encontrado más
cerca de lo que esperaba.
Las cafeterías estaban abarrotadas de
gente con historias, cafés a medio beber y miradas sin dirección
fija. En una esquina, pasando desapercibida me encontraba yo.
Auriculares en los oídos (aislada del mundo), ordenador frente a mí
y un café a mi lado para darle un poco de sabor a esta tarde. Creo
que nunca me había planteado ir sola a un bar y esperar descubrir
algo, pero hoy salí a la calle y volví a encontrarme con ese “yo
interior” que había dejado escapar sin darme cuenta.
Granada, cada día, cada hora, me
enamoras más. Esta ciudad te cura por dentro y por fuera, te hace
grande, y te enseña personas y sitios que jamás habrías imaginado.
No voy a perder(me) de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario