Hoy, después de muchos meses, he vuelto a emocionarme al sentir el contacto de mis dedos con las cuerdas de la guitarra, al escuchar esa melodía que procedía de mis manos y mi voz.
Nunca me cansaré de repetirlo una y otra vez: "la vida sin música sería un gran error".
Cada día tengo más claro que quiero dedicarme a ella y, deseo con todas mis fuerzas, que esté siempre a mi lado, en lo bueno y, sobretodo, en lo malo.
Gracias por dar(me) tanto.
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